El Eterno Retorno de Venus

Azerbaiyán vuelve a atormentar a los armenios en Nagorno Karabaj

10 de Octubre 2023

El Cáucaso se mantiene como una región donde el conflicto no parece cesar. La disputa entre las repúblicas de Armenia y Azerbaiyán para ejercer soberanía en lo que era el oblast de Nagorno Karabaj –considerado territorio integral de los dos países–, es posiblemente uno de los conflictos más antiguos del continente Euroasiático. Aunque la disputa por el territorio de Nagorno Karabaj tiene orígenes y antecedentes que se remontan hasta los tiempos del Imperio Persa y Otomano, el actual conflicto entre las repúblicas es en realidad el resultado de políticas soviéticas que han tenido repercusiones aún post disolución de la URSS.

El Alto Karabaj ha sido corazón de conflicto por su ubicación geoestratégica entre el mar Caspio y Negro. Es una zona montañosa, puerta entre Europa y Asia central. En 1936, Nagorno Karabaj adoptó el estatus de región autónoma dentro de la República Socialista Soviética de Azerbaiyán, tras la disolución de la República Socialista Federativa Soviética de Transcaucasia. Las tensiones étnicas eran consideradas una amenaza para la integridad de la Unión Soviética, por lo que se quiso evitar el surgimiento de nacionalismos étnicos entre las regiones. El territorio del Karabaj fue delimitado de forma que su zona geográfica estuviese anexada a territorio azerí, a pesar de ser mayoritariamente ocupado por armenios, debido a las constantes rebeliones de los armenios en contra de medidas soviéticas durante el comando de Iósif Stalin. La región del Karabaj, desde entonces, ha estado bajo supervisión militar del ejército azerí, reduciendo la presencia de los armenios en el enclave.

La trayectoria de los armenios en la región ha estado marcada por limitaciones a su cultura y libertad religiosa impuestas por las autoridades centrales soviéticas y azeríes. Han tenido que enfrentarse a episodios críticos como el genocidio perpetuado por el Imperio Otomano en 1915 o el enfrentamiento con Azerbaiyán en 1992, 2020 y 2023; viéndose obligados a buscar nuevos horizontes y convirtiéndose en una diáspora en el proceso. Esto ha dejado una huella indeleble. Armenia fue la primera sociedad que adoptó el cristianismo como religión oficial de Estado en el siglo IV, con ello fundó su propia iglesia Apostólica Armenia. La herencia cultural milenaria está en riesgo de desaparecer. El simbolismo religioso es más que un aspecto periférico en este conflicto. A pesar de no ser una lucha por la tierra sagrada, es un recordatorio de la identidad, inmaterialidad y eternidad de la nación.

Azerbaiyán es un Estado musulmán secular con fuerte influencia turca, posee un poderoso músculo militar que ha sido fortalecido desde la época soviética y es respaldado por potencias regionales como Turquía, con quien sus relaciones diplomáticas son tan sólidas como un diamante. Qué sorpresa. Esto ha permitido que se reclame y defienda el derecho al territorio y la soberanía en Karabaj a través de la ocupación militar, que hoy continúa expandiéndose. Al ser fuente de gas y petróleo, y teniendo en cuenta la crisis de crudo por la guerra en Rusia, se puede explicar la falta de respuesta por parte de la comunidad internacional en el último enfrentamiento el 19 de septiembre de 2023, en el que más de 1000 armenios se vieron obligados a abandonar Nagorno Karabaj con miedo a enfrentar una limpieza étnica, nuevamente. Los azeríes siempre vuelven.

Las diferencias religiosas, étnicas y políticas han exacerbado las tensiones entre los dos Estados, convirtiendo el conflicto de Nagorno Karabaj en un tema de identidad y territorialidad. La guerra, como un cataclismo, desgarra lo tangible, lo físico y pone en crisis la vida moral de la sociedad. Nagorno Karabaj se alza como una joya en el collar de Azerbaiyán: un reflejo de su formidable músculo militar y su capacidad de dominio. Para los armenios, la pérdida de este enclave representa el desvanecimiento de su identidad y herencia milenaria. No sorprenderá que Azerbaiyán continue expandiendo su frontera militar y en algunos años los armenios sean recordados en los libros.

(c) Sofia Barreto Ojeda 2024.