25 de noviembre de 2021
La gran depresión de 1929 obligó a examinar a los académicos y pensadores de la época la intervención que debería tener el gobierno en materias económicas, pues un evento tan catastrófico como ese no podía volver a ocurrir por el bien de la sociedad y de los individuos. Muchos culpan la gran depresión por dejar ser al liberalismo, ya que lo único que prevaleció después de las extensas corrientes de pensamiento que fue la libertad. Es por ello que la gran depresión dejó como precedente que un Estado no solo debe intervenir en materias sociales y políticas, el Estado no solo otorga derechos y libertades, también debe empaparse de materias económicas para mantener un equilibrio de poderes en la sociedad. Si un gobierno decide no intervenir y dejar a los individuos ser, puede que se termine en un estado de naturaleza hobbesiano, por eso es importante su voluntad y existencia. Pero, si el gobierno interviene de manera intensa y extensa, el individuo ya no es libre en absoluto. Esta es la preocupación de los neoliberales, que una crisis como la gran depresión redujera sus libertades y, por lo tanto, se vieran sometidos a la voluntad del Estado. Antes de continuar es necesario entender al neoliberalismo como una doctrina que conserva principios y bases liberales (es decir, limitar el poder del Estado para preservar derechos y libertades individuales), pero que busca corregir los desequilibrios del mercado y la libre competencia a través del laissez faire. El capitalismo es un modo de producción caracterizado por la privatización de los medios de producción. Es pertinente mencionar la democracia liberal por su carácter de Estado de derecho fundado en la soberanía popular que, a través de normas, limita, pero garantiza las libertades de los individuos. Por otro lado, el socialismo se entiende como la propiedad colectiva de los medios de producción. En otras palabras, la abolición de la empresa privada y de la propiedad privada. Teniendo esto claro, es pertinente preguntarse ¿cómo entiende el neoliberalismo al socialismo? Si bien el liberalismo clásico considera al socialismo como un gran oponente, en el neoliberalismo se va a acentuar aún más esta rivalidad. El filósofo que más se destaca a la hora de hablar sobre la intervención del Estado en materias económicas es Friedrich Hayek. Él considera que cualquier intervención que no sea mínima en la economía puede afectar las voluntades originales de los agentes, influenciando su toma de decisiones y, por tanto, comprometiendo su libertad al Estado y, lentamente, dando lugar a un Estado socialista.
Para lograr entender la interpretación neoliberal del socialismo, primero se debe saber cuál era la interpretación original.
i) Liberalismo clásico y socialismo
La era liberal clásica se enfoca en la limitación de la intervención del Estado en las libertades y derechos de las personas, es decir, en el ámbito social y político. El adversario natural, entonces, del liberalismo es el autoritarismo: la toma de decisiones por los individuos. Es por ello que numerosos autores se dedicaron a estudiar la libertad, el utilitarismo y los derechos de los individuos. John Locke, en primer lugar, propuso su tesis de que el hombre nace, es libre y como fruto de su gran trabajo, puede acceder a la propiedad. Y la propiedad es un derecho fundamental, pero sin la libertad no se puede acceder ella, por lo tanto, la libertad debe prevalecer para lograr el fin de la propiedad. Otro autor importante es Thomas Paine, quien defiende la libertad del individuo como derecho fundamental para el progreso de la sociedad. Se puede seguir con una lista extensa. Es más, el liberalismo es fue tan ampliamente discutido que dio lugar a una nueva categoría de liberales: los conservadores, como Edmund Burke.
Ahora bien, cuando Karl Marx propuso su modelo social comunista se dibujó al socialismo como un sometimiento total del individuo a la voluntad del Estado, pero esta vez en materias económicas, pues aquí se colectivizan los modelos de producción. Después, al ver el fallido intento de Rusia por instaurar un Estado socialista, se hiperbolizó el sometimiento del individuo al Estado. En este punto, los liberales no solo le tenían pavor a la intervención del Estado, sino a llegar a tener que compartir con otros la riqueza producto de su trabajo duro. Por esto, los liberales se enamoraron del capitalismo, por su privatización y carácter multiplicador de riqueza. El capitalismo es el modo de producción por excelencia que a través del tiempo ha demostrado ser un gran multiplicador de la economía, es el que ha impulsado las grandes economías actuales. Un agente que busca producir para crecer y ser libre (se considera que entre más se hace, más se sabe, por ende, más libre se es) se ve más beneficiado en un Estado capitalista que en uno socialista. A grandes rasgos, si una sociedad quiere su bienestar debe ejercer un estado capitalista, de otra forma, no hay libertad ni integridad.
ii) Neoliberalismo y socialismo
El neoliberalismo ignora un poco el ámbito social del liberalismo, pues se enfoca más en el ámbito económico, específicamente en el mercado, y es tratado mayoritariamente por economistas. Después de la crisis económica de 1929, surgieron nuevos liberales que tuvieron que enfrentarse a su enemigo, la intervención del Estado. La hipérbole que se venía acentuando sobre el socialismo causó un desentendimiento en la era neoliberalista, en cuanto el neoliberalismo considera que cualquier intervención del Estado en el mercado puede ser socialismo, dejando atrás la tesis principal: colectivización de los medios de producción. En este sentido, la lógica neoliberalista es que, si todos los individuos se ven sometidos a la voluntad del Estado, hay una colectivización de los medios que implica la abolición de la empresa privada (excelencia del capitalismo) y esto es el socialismo.
Teniendo en cuenta lo anterior, es entendible por qué los neoliberales interpretan al socialismo como cualquier intervención del Estado en materias económicas que lleven a modificar el sector privado. Cuando el Estado interfiere en el ámbito económico le está diciendo al individuo cómo actuar: le está diciendo qué hacer, qué adquirir, cómo adquirirlo. Al hacer esto, se impulsan comportamientos de consumo definidos que pueden no estar pensados en el bien público sino en los intereses del Estado. Es decir, se crea un sistema de economía planificada. Por lo tanto, y según Hayek, es vital defender la libertad individual como la libertad económica.
Pero entonces ¿la democracia es compatible con el neoliberalismo? Parcialmente. Por un lado, la democracia da lugar a un Estado de derecho caracterizado por la soberanía popular, el cual busca proteger las libertades de las personas de igual manera. Esto es bueno en cuanto garantiza libertades de los individuos. Sin embargo, cuando se dice que el Estado busca proteger las libertades, quiere decir que debe intervenir con intensidad necesaria para que los individuos estén acobijados por igual. El neoliberalismo no estaría de acuerdo con una intervención del Estado mayor a la mínima. Hayek diría que cualquier intervención del Estado que no sea quirúrgica es socialismo “it should only be by a very circuitious way”, en sus propias palabras. El argumento concreto de Hayek nace de la idea de que la sociedad es compleja y es difícil entenderla. La economía es una herramienta que ayuda a reconocer cuáles son las preferencias de los agentes sociales, pero esto solo se puede hacer a través de los precios, pues son un indicativo fiel. Si el gobierno interviene en la economía con políticas monetarias, hay un cambio en los precios y esto motiva o desmotiva a los agentes a adquirir bienes y servicios. Por lo tanto, Hayek considera que cuando el gobierno interviene impone voluntades ajenas a los intereses originales y esto es someter al individuo a las voluntades del Estado. En otras palabras, hay un autoritarismo. Como se mencionó, el autoritarismo es el enemigo natural del liberalismo clásico.
Teniendo en cuenta las reflexiones anteriores, el neoliberalismo entiende al socialismo como la abolición de los medios privados de producción, una característica vital del capitalismo. Desde que el capitalismo ha sido el modelo que ha permitido el crecimiento y desarrollo económico de manera exitosa históricamente, la presencia del Estado indica la probabilidad de abolir los medios privados, es decir, dejar la economía en manos del sector público. Al dejar las materias económicas en manos del gobierno se dejan los intereses de los individuos a la voluntad del Estado y esto solo ayudaría a cumplir con sus necesidades, no la de los individuos. De la misma forma, sería imposible entender los patrones de comportamiento de los individuos, pues, como lo mencionó Hayek, la economía y los precios son lo único que puede ayudar a la sociedad a entenderse a sí misma, porque allí los individuos tienen la libertad de consumir, decidir y hacer.